La verdadera oración hace feliz. En la oración, pronunciada en el propio interior, experimentamos a Dios. Pero es preciso aprender a rezar de verdad, pues rezar de forma adecuada, rezar en uno mismo, es un diálogo con Dios. Solo cuando nuestra oración es una oración ferviente, cuando hemos aprendido a rezar en el centro de la fuerza del Cristo de Dios y vivimos nuestras oraciones, sentimos que de repente nos sostiene una fuerza que siempre está presente.
Gonzaver Ediciones Diseño, creación y mantenimiento de sitios web "todo en uno", para que no tengas que estar pendiente de nada en la web respecto a tu empresa.